Don

Que ha de pensar de mi Don Manuel, que soy una loca que le escribe a quien no puede leer ya, no por ciegos sino por muertos. ¿Pero sabe qué? No importa le seguiré escribiendo a usted y a quien se le ocurra morir, ya que es lo único que me queda por hacer. ¿Qué cómodo no? Usted se va y ya no se preocupa de nada, ni de dolor, ni de extrañar o de pagar una renta. Si, debe reírse mucho usted de mi, pero insisto que no importa porque yo sigo recordando esas charlas interminables que teníamos, esas discusiones de cada cosa tan extraña como la lógica de la óptica o la irracionalidad de la sociedad, de las tradiciones viejas o de la ridiculez de los chiqueadores de ruda.

Ya hasta yo me voy a reí. Bueno la razón por la que escribo es solo para decirle que me gustó el libro, ese viejo que me regalo, termine de leerlo como prometí y me encantó tanto que no puedo dejar de citarlo en mis conversaciones o en mis escritos; si ese que compro en 1971 y que tuvo la delicadeza de forrar con plástico como sabiendo que tendría que pasar mucho tiempo para que llegara a mis manos así de bien conservado. Usted es el culpable de mi amor platónico por Vitto Corleone, si ni modo, ya lo culpé. Y es culpable de tantas cosas buenas en mi vida que de verdad me desespera no podérselo decir en persona. También leí uno de Pérez- Reverte, es bueno sobre todo por las referencias del ajedrez, claro no es un manual pero me encantó el detalle de cómo liga el ajedrez con la Historia de la novela. Pero ¿que tal la Reina del Sur?, como me divertí con esa historia y su casi realidad mexicana, le cuento que hasta tengo una amiga que se la parece, le hubiera gustado conocerla lo sé y también a ella. Y así sigo leyendo esa lista interminable de libros por pendiente, unos de su colección otras de sus recomendaciones.

¿Sabe? Me hace mucha falta, usted sabría que decirme en estos momento tan raros o por lo menos me diría que soy una mocosa que no sabe nada y que me falta mucho por vivir y si, tendría tanta razón, pero también tendría que decirme que al día de hoy he avanzado, no por ser más inteligente sino por ser más vieja. A donde quiera que se encuentre, sepa que existe una persona que lo recuerda a diario y esa persona lo cita mucho siempre.
¿Sigue fumando? Yo si