Espero Curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines

Las cosas comunes

Hay acontecimientos en la vida que pueden parecer comunes y que a todos les ha pasado o les puede pasar, por lo tanto son parte de la sencillez del ser. Pero el ser humano por ser racional, está condenado (afortunadamente) a pensar en esas cosas cotidianas y analizarlas. Todos los días respiramos pero es distinto cuando nos damos cuenta de lo que implica hacerlo.

A diario las mujeres tienen hijos pero no todas se dan cuenta de lo que significa y de la trascendencia de ser madre y de tener un hijo desde el inicio de su creación, de lo importante que puede ser sentir algo “tan común” como un bebe que muchas mujeres tienen, pero cuando uno se da cuenta de lo que significa, de la carga ideológica, emocional y filosófica; los hijos dejan de ser solo algo común, para ser un hecho que te puede marcar siempre de manera positiva.

Hay muchas opciones para vivir una vida, la mejor es dejar de lado los sentimientos que te dejan una merma en tu camino, los dramas son lo peor con lo que nos encontramos y muchas veces los usamos para hacernos depender de algo o de alguien, los dramas pueden ser tele novelescos pero también los hay en silencio y necios. Uno puede escoger si trasciendes a través de tu hijo o si solo cumples con el ciclo de la vida y te reproduces, lo malo es que en esta opción solo te queda el ciclo final, la muerte y siempre que escoges esta opción lo dramatizas todo.

Todo es mente, dice mucha gente y es cierto, pero además de ser mente, también es sentimiento y cuando puedes juntarlo la creación es algo distinto porque te haces una realidad disímil en donde nada te lastima y solo te queda la opción de ser feliz entendiéndolo como la felicidad que cada quien le agrade mas.

Hay filósofos que trascienden a través de tiempo con sus obras, hay políticos que lo hacen por su gobierno o su participación en un escenario histórico pero a mí me queda un día ser la plática o el recuerdo de un bebe que un día será adulto y que platicará como yo lo hago de mi Padre o de mi Madre y podrá decir que he muerto pero que he dejado algo en su persona, en su pensamiento. Jugando a soñar, será un genio libre, que podrá hacer lo que sus creaciones y su realidad le dicten y que el único obstáculo sea el tiempo en que lo hace y mi trascendencia estará ahí, cuando muera y todos me hayan olvidado menos quien sigue recordándome por las anécdotas vividas, ese día en realidad no habré muerto

Don

Que ha de pensar de mi Don Manuel, que soy una loca que le escribe a quien no puede leer ya, no por ciegos sino por muertos. ¿Pero sabe qué? No importa le seguiré escribiendo a usted y a quien se le ocurra morir, ya que es lo único que me queda por hacer. ¿Qué cómodo no? Usted se va y ya no se preocupa de nada, ni de dolor, ni de extrañar o de pagar una renta. Si, debe reírse mucho usted de mi, pero insisto que no importa porque yo sigo recordando esas charlas interminables que teníamos, esas discusiones de cada cosa tan extraña como la lógica de la óptica o la irracionalidad de la sociedad, de las tradiciones viejas o de la ridiculez de los chiqueadores de ruda.

Ya hasta yo me voy a reí. Bueno la razón por la que escribo es solo para decirle que me gustó el libro, ese viejo que me regalo, termine de leerlo como prometí y me encantó tanto que no puedo dejar de citarlo en mis conversaciones o en mis escritos; si ese que compro en 1971 y que tuvo la delicadeza de forrar con plástico como sabiendo que tendría que pasar mucho tiempo para que llegara a mis manos así de bien conservado. Usted es el culpable de mi amor platónico por Vitto Corleone, si ni modo, ya lo culpé. Y es culpable de tantas cosas buenas en mi vida que de verdad me desespera no podérselo decir en persona. También leí uno de Pérez- Reverte, es bueno sobre todo por las referencias del ajedrez, claro no es un manual pero me encantó el detalle de cómo liga el ajedrez con la Historia de la novela. Pero ¿que tal la Reina del Sur?, como me divertí con esa historia y su casi realidad mexicana, le cuento que hasta tengo una amiga que se la parece, le hubiera gustado conocerla lo sé y también a ella. Y así sigo leyendo esa lista interminable de libros por pendiente, unos de su colección otras de sus recomendaciones.

¿Sabe? Me hace mucha falta, usted sabría que decirme en estos momento tan raros o por lo menos me diría que soy una mocosa que no sabe nada y que me falta mucho por vivir y si, tendría tanta razón, pero también tendría que decirme que al día de hoy he avanzado, no por ser más inteligente sino por ser más vieja. A donde quiera que se encuentre, sepa que existe una persona que lo recuerda a diario y esa persona lo cita mucho siempre.
¿Sigue fumando? Yo si